biografía del autor

Entrevista a Goya Gutiérrez

La poesía como indicio de la realidad

 

         Véase la selección de poemas de Escribiendo lo que huye en este mismo número.

Goya Goya Gutiérrez nació en Zaragoza en 1954, en el año 1968 se trasladó a Barcelona en cuya Universidad se licenció en Filología Hispánica. Desde muy pronto tomó contacto con los poetas de Barcelona como nos explica en la entrevista.
  Forma parte del Grupo de Poesía Alga de Castelldefels, ciudad en la que reside en la actualidad, y desde 2003 es coeditora y directora de la revista literaria Alga. Alterna la pintura, el dibujo y la fotografía.
   Sus libros publicados hasta el momento son Regresar (1995), De mares y espumas (2001), La mirada y el viaje (2004), El cantar de las amantes (2006).
   Sus poemas y trabajos críticos se han recogido en revistas como Turia, Cuadenos del Matemático  y otras.

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www.telefonica.net/web2/goya-gutierrez/

 

TBR. ¿Qué es para ti la escritura de poesía? Te dedicas, además de a la poesía, a otras  actividades artísticas, como la fotografía. ¿Crees que cada lenguaje artístico es un compartimento estanco, o hay un trasvase de uno a otro?

GG. La poesía ha sido y es para mí un importante hallazgo muy lento y progresivo en el tiempo. En estos momentos la poesía es una necesidad vital. En algún lugar he escrito que es un refugio, un espacio dulce que aún nos queda, frente a la monotonía, la estupidez, el tedio o el mercantilismo de este mundo. La escritura poética contiene una reminiscencia de ese sentido mágico-sagrado que tuvieron las primeras manifestaciones del arte en general para el ser primitivo. Algo parecido creo que ha dicho al respecto Antonio Gamoneda.
            La escritura poética es capaz de concentrar en ella misma  la semilla de lo racional e irracional. Y versa sobre ese conocimiento intuitivo de las cosas que se va acumulando y subyace en el inconsciente del ser humano, como bien demostró Carl Jung en sus estudios sobre el subconsciente colectivo. Pero es en el artista o en el poeta en donde se produce lo que Baudelaire llamaba el momento de la gracia. El instante revelador de esa amalgama de realidades, algunas aún desconocidas e incomprensibles por parte del mismo creador, y que dependiendo de la forma como se las transforme o transmute a través de la palabra, surgirá otra realidad poética, distinta e intransferible en cada poeta.
            A partir pues de esas primeras manifestaciones poéticas que la memoria ha destilado, en el caso de la poesía, procede un trabajo de fina artesanía con las palabras, intentando racionalizar lo irracional que las imágenes albergan y engarzándolas a la música por la que vienen amparadas. El ritmo particular de cada composición poética es el que proporciona el sentido sensorial al contenido de la escritura. Y así forma y fondo son dos aspectos de un mismo elemento, ambos se funden en el poema, como escribía Paul Valèry, a través de su estudio titulado “El péndulo”. Las palabras en el poema son indicios de esa realidad interna que el poeta ha vertido y elaborado, a fin de que el receptor o lector las desvele y descubra la Belleza que hay en las cosas que muestra el poema.
            Mi experiencia con la fotografía es como editora y directora de una revista en la que además de la literatura y la poesía contempla también en sus ediciones la fotografía, la pintura o el dibujo. Creo que es posible una imbricación de unas artes con otras, por qué no, al fin y al cabo todas las artes nacen a partir de unos cimientos básicos semejantes que las sustentan. La fotografía, la pintura o el dibujo pueden contener poesía y ésta también características de aquéllas. El poeta puede escribir a partir de una fotografía o una pintura, interiorizando lo que ve en ellas y viceversa.

TBR. Tiendes a escribir poemas extensos, lo que supone una apuesta por la narratividad. Me gustaría que me dieras tu visión de ello.

GG. A veces a los creadores o a los poetas nos sorprenden cosas de nuestras propias creaciones, que incluso no hemos llegado a reflexionar o a plantearnos. Este sería el caso de esa narratividad de muchos de mis poemas, que tú mencionas. Tampoco creo que sea racional el hecho de que a partir de mi tercer libro, apenas puntúo gráficamente los poemas y esto surge con total naturalidad.
            Tu pregunta me ha hecho reflexionar, y efectivamente coincido contigo en que en mis cinco libros escritos, o bien aparecen poemas extensos o bien es un poema extenso fraccionado en lo que podríamos llamar cantos o partes que corresponden a ese mismo poema, y que giran en torno a una o varias ideas centrales que funcionan a modo de hilo conductor que los aúna. Y es verdad que este último aspecto se da en casi todos mis libros.
            Es posible que esta tendencia hacia el poema largo proceda del hecho de que en mi proceso creativo, a partir de algunas composiciones de poemas, me proponga un proyecto poético creando uno o varios ejes estructurales de ese posible futuro poemario.
            Por otra parte, pienso que el concepto de narratividad en poesía no es el mismo que en literatura, ya sea en el relato, o en la novela por poner un ejemplo. La mayoría de poemas son portadores de una historia que puede desarrollarse más o menos extensamente, o que puede incidir con mayor o menor intensidad en unos u otros aspectos relacionados con  lo que sería el centro del poema. Incluso un haikú, composición mínima de tres versos, podemos considerar que narra, de una forma particular, imprimiendo o expresando la sensación de un instante que deviene en la naturaleza y que es observado, sentido y captado por el yo poético. Me pregunto si “Las coplas por la muerte de su padre”, de Jorge Manrique o  el “Cántico espiritual” o la “Llama de amor viva”, de San Juan de la Cruz, no contienen además de otros elementos de expresión como el diálogo o las preguntas retóricas, elementos narrativos de una experiencia espiritual, expresados con imágenes que aluden a una corporeidad o realidad sensual, en el caso de San Juan de la Cruz.
            Quizás a diferencia de otros textos literarios, en el poema, el tiempo narrativo ha sido substituido por una sucesión de imágenes que recuerdan más al planteamiento y resultado de un cuadro pictórico.
            Particularmente pienso que una composición poética de dos o tres versos puede llegar a ser excelente, pero sucede en escasas ocasiones extraordinarias. Opino, como Baudelaire, que el poeta es capaz de plasmar su destreza en el poema y trasladar su vuelo poético al lector, en composiciones más amplias, que no son por ello las más fáciles, para llegar a conseguir el resultado final de un buen poema.

TBR. Los títulos de tus libros  -De mares y espumas, La mirada y el viaje, etc.-contienen siempre una dualidad que responde a una dualidad interna. ¿A qué se debe esa elección?

GG. No siempre, o yo diría que pocas veces, ocurre que un título de un libro llegue a sintetizar completamente la esencia del contenido de ese libro de poemas, aunque desde luego estoy de acuerdo en que puede conformar una o varias imágenes representativas y potentes del mismo. Este sería el caso de mi primer libro, De mares y espumas, en el que el mar aparece como un escenario de fondo, imagen de lo insondable, de la experiencia vital que conduce a la muerte, de la nada espumosa o espumeante, y en la segunda parte ese sentido de lo inabarcable se sintetiza en el dolor que supone la conciencia de lo efímero en cuanto al sentimiento amoroso o al deseo. El título de mi segundo libro, La mirada y el viaje, que precisamente está estructurado en dos partes, también responde a una dualidad interna, la mirada es el canal y la esclusa que hará navegable la experiencia del viaje. Y también en El cantar de las amantes podríamos decir que en este título hay aspectos como la música, el sentido del cántico, la división de poemas en cantos o la condición femenina de las amantes, que podrían corresponderse.
            No sucede lo mismo en mi libro inédito Ánforas, aunque representa una potente imagen de la obra poética, presente a lo largo de todo el libro. Y en mi último poemario escrito e inédito, Hacia lo abierto, es curioso que esté dividido en cuatro partes, siendo duales los títulos de las mismas. Me inclino a pensar que quizás esa dualidad en algunos títulos y su correspondencia con la obra es quizás una tendencia puede que de cierta raíz romántica, por tanto cultural, y de una concepción de la existencia humana también dual, pero complementaria, como cuando contemplamos las dualidades de cuerpo y espíritu, racional e irracional, visible e invisible, etcétera, etcétera.

TBR. El mundo moderno, la ciudad, tienen una presencia importante en tu obra, sobre todo en La mirada y el viaje. ¿Crees que la poesía es un lenguaje válido para analizar la contemporaneidad?

GG. El verbo “analizar” no me acaba de gustar del todo para la poesía o para el poema, porque me suena a diseccionar algo. Yo creo que el poema muestra precisamente una realidad que ha sido interiorizada por el/la poeta. Y ésta puede incitar a la reflexión, al sentimiento, al conocimiento, a lo sensorial o al mero placer estético que las palabras nos sugieren. Naturalmente esa realidad poética tiene que ver en mayor o menor medida con la realidad en la que el/la poeta se ha inscrito, el contexto histórico, social y cultural en el que ha vivido, su mundo sensorial y de experiencia, sus lecturas, su bagaje cultural, su visión sobre el mundo o sobre la propia poesía.
            En el caso de mi libro La mirada y el viaje, efectivamente, es una apuesta por el mundo de la modernidad. El yo poético o los yos poéticos que aparecen  representan al Ulises moderno sondeando las ciudades, los espacios, admirándose de su belleza en la primera parte, mientras que la segunda es un regreso a la ciudad, que es todas las ciudades, con el aprendizaje de quien ha visto y ha experimentado, mostrando el carácter ambivalente de las cosas de ese mundo. Mi próximo libro, aún inédito, Ánforas, retoma también el tema del viaje y sobre todo del regreso, con una profundización y un tono distintos.
            Desde luego, el lenguaje poético creo que dentro de los lenguajes artísticos, es el que más capacidad tiene para expresar tanto el mundo moderno y urbano como el de la naturaleza, o  como el mundo espiritual, existencial o el surrealista de los sueños. El lenguaje poético posee la textura de lo versátil y lo ambivalente, y su ambigüedad, permeabilidad y flexibilidad permiten juegos, matices o giros con las palabras aportando un sentido nuevo de ellas mismas y logrando expresiones a distintos niveles de interpretación, cosa que no es tan fácil con otros lenguajes, incluso con el literario, o sería imposible con un lenguaje científico y unívoco. Como contrapartida puede que aunque la traducción en poesía sea posible o más bien la versión de un idioma a otro, quizás el lenguaje de las artes plásticas o el de la música posea más universalidad.
            Sin embargo, a pesar de esa capacidad del lenguaje poético a que me refería al principio, la queja de los poetas desde siempre ha sido y es esa imposibilidad o inefabilidad de la palabra para expresar todo lo que el poeta desearía, y por tanto siempre hay algo que se escapa irremediablemente.

TBR. Tu contacto con la poesía que se escribe en Barcelona y con los poetas barceloneses es muy temprana (hay que recordar que llegas a Barcelona desde tu Zaragoza natal en 1968) pero no publicas tu primer libro hasta 2001. Háblanos de esto.

GG.- Efectivamente llego a Barcelona en el 1968 para residir en ella de forma continuada, aunque en mi niñez ya había tomado contacto con la ciudad en distintas ocasiones. Mi experiencia con la poesía se remonta a los primeros años de la adolescencia, aunque mis composiciones poéticas formarán parte de un legado muy íntimo, que no osé mostrar a nadie durante mucho tiempo, quizás porque tampoco encontré en esos años personas afines a la poesía. En estos primeros años dedicados sobre todo al trabajo para sobrevivir y más tarde al trabajo y a la familia, el estado de mi poesía no avanzó ni progresó demasiado. Fue a principios de los ochenta coincidiendo con el inicio de mi carrera de Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona cuando entré en contacto con personas amantes de la literatura y de la poesía. Recuerdo mi primer libro que sí di a leer, entre otros al poeta Ángel Crespo, quien me animó a escribir y de alguna forma me indujo a que me deshiciera de él, para empezar verdaderamente a escribir en serio.
            Por aquel entonces asistía a las tertulias de poesía del Bar Bauma, en la Avenida Diagonal de Barcelona. Allí tuve ocasión de conocer a poetas de Barcelona como Eduard Sanahuja, Jordi Virallonga, Federico Gallego Ripoll, Concha García, José Ángel Cilleruelo, Sergio Gaspar, Juan Francisco Martín, Mª Antonia Martínez, Teresa Shaw o Esther Zarraluki. Más tarde, esos encuentros cristalizarían en un grupo de poetas editores de la Colección de plaquettes Bauma - Cuadernos de poesía, que tuvo una historia de unos seis años, creo recordar. La mayoría de los diez poetas que conformábamos este grupo publicamos una plaquette en esta colección. Yo, aunque ya había publicado en el noventa una serie de poemas en un libro colectivo en la Editorial Roure, en el año 1995 publiqué mi plaquette “Regresar” en la colección de Bauma. Y no sería hasta el año 2001 cuando tuve la oportunidad de conocer al poeta y editor Florentino Huerga, quien se ofreció a editar mi primer libro de poemas De mares y espumas, en su editorial barcelonesa La mano en el cajón, con más de veinte años de vida.
            El tiempo en que un/una poeta tarda en ver publicado el libro que empezó a gestar es muy relativo. Depende muchas veces de las circunstancias personales por las que ese o esa poeta atraviesa y de otras muchas cosas que conciernen también a la creación, al ánimo que se tenga posteriormente para buscar editor, etcétera. Pero es evidente que el que hayas tardado en publicar un libro siete o diez años, no quiere decir que esta dinámica tenga necesariamente que repetirse en los siguientes libros, como es mi caso concreto, ni que la calidad de la escritura tenga que cifrarse por el tiempo que tardas en escribir ese libro. La escritura poética es impredecible. Un libro puede ir gestándose a lo largo de mucho tiempo, como puede surgir en uno o dos años, dependiendo también de tu dedicación al mismo. Pero en cualquier caso, cómo saber cuánto ha estado esa futura escritura en el interior del poeta haciendo poso, sedimentándose.

TBR. Formas parte del Grupo Alga que publica desde 1983 una revista con el  mismo nombre ¿Qué importancia crees que tienen las revistas literarias?

GG. Mi segundo proyecto de experiencia con la poesía tiene que ver con el Grupo Alga con el que entro en contacto en el año 2001, si la memoria no me traiciona, debido a mi traslado de residencia desde Barcelona a Castelldefels. Allí me encuentro con una serie de poetas de esta localidad como Ignacio Gamen, Xavier Carreras, Gerardo Guaza, Moisés Stankowich, Inma Salinas o el narrador y fotógrafo Jorge Navarro, entre otros, que se reúnen cada quince días en una tertulia y a los que une la poesía, la amistad y un proyecto común que es la publicación desde el año 1983 de la revista literaria Alga, que tuvo a poetas fundadores históricos como Ignacio Gamen o Felipe Sérvulo, este último actual director del pliego El Laberinto de Ariadna, de Castelldefels.
            Pocos años más tarde de entrar en contacto con el grupo tendré la oportunidad de compartir con Enric Velo las riendas de la edición y redacción de dicha revista, que concretamente dentro del año 2008 cumple sus veinticinco años de vida.
            Las revistas literarias, tanto impresas como electrónicas, reflejan a la manera de un calidoscopio la temperatura literaria y poética de una época en el espacio en que se circunscriban. Por tanto creo que son importantes y necesarias porque de esta forma los/las poetas pueden hacer también de sus obras publicables una pequeña antesala. E igualmente a través de las revistas hemos de considerar que se dan a conocer obras poéticas y autores, a través de comentarios, estudios o entrevistas, que por la dimensión de los mismos o por la escasa sensibilidad hacia el hecho poético por parte de  otros medios de comunicación escritos, no serían factibles.

TBR. ¿Son importantes para la creación los grupos literarios, o la escritura es una actividad individual?

GG. Yo creo que la escritura es una actividad individual, “un juego parecido al vicio solitario” como decía el poeta Jaime Gil de Biedma. Aunque no hay duda de que en esa escritura individual pueden llegar a  mezclarse también las influencias de otros poetas contemporáneos o no, o con los que has tenido un contacto personal. Quizás también las lecturas que has descubierto a través de esos contactos, las reflexiones que te han inducido a realizar, o quizás la lectura de sus propias creaciones. Por otra parte, pienso que el haber coincidido a lo largo de tu vida con personas que comparten tu amor por la poesía, siempre es enriquecedor para ti como persona, y eso desde luego, creo que ha de repercutir de alguna forma en tu escritura.
            Sin embargo, también hay que considerar que actualmente, debido a los instrumentos de comunicación que están a nuestro alcance, ya sean las nuevas tecnologías como Internet, o los medios de siempre, las bibliotecas, Librerías o los centros o asociaciones culturales, me atrevo a decir que una/un poeta puede llegar a formarse por sí mismo, si además de incidir y profundizar en su escritura individual, tienen la curiosidad y el interés por explorar y seleccionar la buena poesía, leyendo a los clásicos, pero también a otros poetas no tan reconocidos que han escrito y escriben. En todo caso es el autor, el creador individual el que decide por qué y por quien ha de dejarse influir o no, y qué camino particular ha de tomar  su escritura.

TBR. La revista tiene una vida de veinticinco años y sigue adelante lo que es una rareza en el mundo de las revistas literarias que suelen tener una vida efímera ¿A qué crees que se debe?

GG. Tiene que ver con la historia de todas y todos los poetas que han pasado a lo largo de veinticinco años por el Grupo Alga, que no han sido pocos. Precisamente este otoño se editará un número especial con poemas de poetas que han formado parte de Alga o han estado vinculados, en todo este tiempo. El grupo se ha nutrido de la publicación de la revista y ésta se ha nutrido también del grupo. O sea que ha tenido lugar como una simbiosis alimentada también, hay que decirlo, por el sustento que representa el que la revista esté en buena parte financiada desde hace aproximadamente esos veinticinco años, por el Ayuntamiento de Castelldefels. Y no quiere decir que una revista funcione por el sólo hecho de tener resuelta la cuestión económica, aunque es realmente un aspecto importante, pero no es el todo. Es necesario también una dedicación y entrega por esta labor, no siempre reconocidas.

TBR. En este último año has emprendido otra aventura literaria “Poesía en Nostromo”, que es el nombre de un bar bastante peculiar de Barcelona. Explícanos en qué consiste esta aventura y qué te movió a “embarcarte” en ella.

GG. Sí, se puede decir que “Poesía en Nostromo” es mi más reciente aventura poética. Se dio la circunstancia de que mi amigo y poeta Felipe L. Aranguren me ofreció llevar este espacio, en una época en que podía permitirme el lujo de dedicar un tiempo precioso a lo que de momento más me motiva, que es la poesía. Empecé coordinando este espacio en Septiembre del 2007 y durante el 2008 hasta junio, en un café, bar y restaurante, como tú dices emblemático, ya que debido a la sensibilidad hacia la poesía por parte del dueño de dicho establecimiento, Cecilio Pineda, desde hace tiempo este lugar ha estado relacionado con eventos literarios y poéticos. Y sí, ya me he fijado que enfatizas “embarcarte” en tu pregunta, pues tanto el nombre del sitio, título de la novela de Joseph Conrad, con escenarios marítimos decimonónicos, que podrían coincidir en la ficción con los mares de Suramérica, como el decorado marinero de fondo del local, obra de su dueño, por otra parte impertérrito marinero y viajero, surcador de mares, recuerdan y connotan la aventura literaria relacionada con el viaje, sobre todo marítimo.
            En la temporada 2007-2008 hemos contado en Nostromo con la presencia y los versos de poetas como José Corredor-Matheos, Chantal Maillard, Carmen Borja, Toni Clapés, Neus Aguado, Rosa Lentini, Teresa Costa-Gramunt, Tònia Passola, José Luis Giménez-Frontín o Carlos Vitale, entre otros y otras. Hemos creado un blog en versión catalana y castellana, cuyo responsable es Enric Velo. Y las lecturas han tenido una buena acogida por parte de un público muy relacionado con la experiencia poética, así que el próximo curso 2008-2009 continuaremos con este espacio, al que se me ha unido en la coordinación del mismo el poeta Agustín Calvo Galán.
            Afrontamos así con ilusión poder dar a conocer las composiciones poéticas de poetas conocidos/as de esta ciudad y alguna o algún otro no tan conocidos de aquí y de fuera.
            En el blog de “Poesía Nostromo, se especifican todos los eventos poéticos que se han realizado, y están anunciadas también las dos primeras lecturas que tendrán lugar el último jueves de octubre y de noviembre de este año 2008,  con nombres de poetas como Carles Duarte, Rodolfo Häsler, Celia Sánchez Mustich y tú, que participarán con la lectura de sus poemas y nos brindarán el placer de disfrutar de su poesía.

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Véase la selección de poemas de Escribiendo lo que huye en este mismo número.