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índex català   marzo - abril  2003  n° 35

El autor piensa en público:
David Goes To BarcelonaDavid Lodge presenta su novela
Pensamientos ocultos

Sara Martín Alegre


David Lodge, nacido en Inglaterra en 1935, es uno de los pocos autores contemporáneos aclamados tanto por su obra crítica como por sus novelas. Entre 1960 y 1987 Lodge ejerció como profesor de Literatura Inglesa en la Universidad de Birmingham, representada en su ficción bajo el nombre de Rummidge. Tras su temprano retiro, Lodge siguió viviendo en Birmingham, donde aún reside hoy, dedicado íntegramente a su obra literaria, que incluye novelas pero también diversas obras de teatro y guiones para series de televisión, tales como la adaptación de la novela de Charles Dickens Martin Chuzzlewit. Como crítico literario Lodge es autor de obras académicas muy respetadas, tales como El arte de la ficción, reeditada por Península el año pasado y en catalán por Empúries (2001). Entre sus once novelas, fruto de una larga carrera iniciada hace ya cuarenta años, destacan El mundo es un pañuelo, ¡Buen trabajo!, Noticias del Paraíso, Fuera del cascarón, Terapia, Intercambios, La caída del Museo Británico y Trapos sucios, todas ellas publicadas por Anagrama.

La obra de Lodge se inscribe en una línea literaria mucho más apreciada en Gran Bretaña que en España: la novela humorística. Dentro de ella su especialidad es la novela académica, género que enlaza con sus intereses profesionales como docente e investigador universitario y que cuenta con otros ilustres nombres en el canon británico tales como Kingsley Amis, Malcolm Bradbury - otro ilustre crítico literario universitario - y Tom Sharpe. El humor de Lodge se basa, como es típico en este género, en exponer a sus personajes a situaciones embarazosas de las que se desprende una crítica decidida pero nunca feroz de la institución universitaria. Las novelas de Lodge son muestra palpable de la capacidad británica para digerir la autocrítica profesional con una sonrisa, actitud que se echa de menos en el entorno hispano. Cuando Lodge pregunta por qué no hay novelas académicas españolas al estilo de las suyas, sólo se le puede contestar que nuestro hipertrofiado sentido del ridículo las hace imposible en el mundo académico y en cualquier otro entorno profesional.

Lodge visitó los locales del British Council en Barcelona el pasado Enero para presentar su novela Pensamientos secretos (Anagrama, 2002) traducida por Jaime Zulaika del original inglés, Thinks (2001). Como otras novelas de Lodge, Pensamientos ocultos transcurre en un campus, en este caso el de la University of Gloucester que, para sorpresa del autor, era imaginaria cuando él la describió pero real cuando la novela vio la luz. La trama narra la relación intelectual y sentimental entre Ralph Messenger, profesor y director del prestigioso Holt Belling Centre dedicado a la Ciencia Cognitiva, y Helen Reed, novelista realista de cierto prestigio que, a la muerte de su amado marido, acepta la invitación de la universidad para trabajar allí una temporada enseñando escritura creativa. Lodge lleva al don Juan Messenger, adúltero en serie, y a la sufrida Reed a un punto de encuentro en el que además de sus sentimientos se analizan sus respectivas posiciones frente al estudio de la mente humana: Ralph cree que sólo la ciencia proporciona las herramientas para describirla adecuadamente mientras que según Helen sólo la literatura puede aproximarse a lo que ella entiende como alma en un sentido secular del término.

El problema en Pensamientos ocultos es que el debate intelectual se desborda en esta novela, dejando al lector a merced del autor, muy interesado en hacerle tragar parrafadas no siempre bien enlazadas con la situación en la que se insertan. La impresión es que Lodge aprovecha la circunstancia de que el lector se siente interesado por la relación entre Ralph y Helen para lanzar un discurso que, sin ser ajeno al tema de la novela ni al temperamento de estos personajes, es forzado y, para el lector, forzoso. Aparte del problema de que la crisis andropáusica por la que pasa Ralph y la sexual por la que pasa Helen están ya un tanto manidas, Pensamientos ocultos parece querer ser al mismo tiempo ensayo y novela - de hecho, Lodge publicó a continuación el volumen Consciousness and the Novel (2002) compilación de artículos periodísticos cuyo título sugiere su novela no zanjó su interés en el tema de la mente humana. Por suerte para el lector, Lodge es fácil de leer incluso en los pasajes más densos ya que sabe aderezar sus novelas con un humor fino y sofisticado y un estilo narrativo muy ameno, dejado aquí en gran medida en manos de las voces de los propios personajes. Lamentablemente, la traducción difícilmente puede dar cuenta de una de las partes más divertidas del libro, en la que leemos los ejercicios que los estudiantes de Helen escriben cuando ella les pide que parodien a determinados autores británicos, cuyos tics Lodge caza al vuelo.

LodgeComo declaró durante su visita a Barcelona, Lodge es perfectamente consciente de que usa la trama amorosa de Pensamientos ocultos a modo de tela de araña para atrapar al lector. La semilla que originó esta novela fueron "ciertas experiencias personales" y, sobre todo, la lectura de trabajos científicos sobre la inteligencia humana que le llevaron a reflexionar por una parte sobre la idea de si la inteligencia se puede reproducir artificialmente - este es el campo de trabajo de Ralph - y, por otra, sobre si la consciencia puede ser un simple accidente de la actividad neurológica como mantienen algunos especialistas. Según explicó Lodge, su posición personal respecto al debate entre Ralph y Helen es que "sólo la literatura puede reproducir la densidad de la experiencia personal" ya que el novelista trata a las personas y a sus personajes como casos únicos, al contrario de la ciencia que estudia al ser humano de manera global sin distinguir entre individuos.

Lo que llama la atención es que, pese a su amplia cultura literaria, Lodge dice desconocer totalmente el sub-género de la ciencia ficción que bajo el nombre de cyberpunk lleva explorando los mismos temas desde hace ya veinte años. A quien conozca los textos de William Gibson, su principal autor, le sorprenderá, y mucho, ver cómo coinciden los temas y cómo divergen las tramas entre las novelas de este autor - por ejemplo Neuromante - y la de Lodge, que es estrictamente realista. Pese al realismo del que hace gala Lodge, su Ralph Messenger no desentonaría en una supuesta novela cyberpunk sobre su trabajo, si bien en esta seguramente se representaría un estadio más avanzado de su investigación situado en algún punto del futuro cercano. La conclusión inevitable es que el realismo y la ciencia ficción se acercan a pasos acelerados, algo que William Gibson dijo en su visita al Kosmópolis de Barcelona en Diciembre pasado pero que David Lodge aún no sabe.

© Sara Martín Alegre

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  marzo -abril 2003  número 35 

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