image44 CUARTETAS

(Selección del autor)

Osías Stutman

 

Véase la entrevista al autor y la reseña de 44 Cuartetas en este número.


1.
La ciudad de Engels crece.
Hay que andar horas sin
encontrar el principio del fin
donde el descampado llega.

4.
La noche huele a gente escribiendo
y en el Norte piensan en el Sur.
La madurez llega cuando quiere
pero no ayuda y es como una boda continua.

6.
Detrás de cada cosa aparente
no hay ninguna expresión material
y es como Heráclito que dice osa
en vez de norte cuando quiere decir cielo.

8.
Hay artificios dichos sin inocencia.
Llenan páginas y páginas. Sólo se pueden leer.
Cuando se dicen no se oyen, se evaporan
como agua sobre la plancha caliente.

11.
El búho canta bien de noche y silba
murmura,  musita mustio, musulmán
de la noche, recita versos de toro
humano, como luz de abuelo en la noche.

14.
Terrible vida vivo. Todo
lo que el otro y la otra hacen
me transforma. Grito,
me gritan. Gritan, grito.

20.
Escribe en lengua que no existe
para que lo entiendan mejor
los que nunca leen. Cree en la pasión
de decir escribiendo para ser leído.

 

21.
La obra dentro de la propia
obra es obsesión de muchos
y afecta a los que escriben
y a los que leen, aunque sea otro idioma.

23.
Escribo en lengua que no existe
para que sólo me entiendan
los que no quieren entender.
Sólo el secreto se aprende.

26.
¿Realzo o resisto ese género
que escribo, tan diferente
del otro que escriben
los que no escriben como yo?

28.
La sencillez no enseña nada
pero sorprende con su presencia
en el texto. Sorprende por inesperada
y por que funciona como afectación.

29.
La ciudad de Engels se acaba
sin empezar. Su principio y su fin
se encuentran en el mismo aire
de familia que recuerdan los restantes.

33.
Figuras marginales creen
hacer filosofía narrativa,
escribiendo en esta silenciosa noche
oscura y tan duradera.

34.
Son las sombras del retraso
sin reflejo ni visión. Simulacros
de sombra marginal, sin noche.
Más abandono que encuentro.

38.
Narrar vida en poesía es decir
que todo es comprensible sin serlo.
No llena ningún vacío ni explica
gerundio. No alimenta a nadie.

39.
La espalda de la intrusa es lo que vemos
y ella nunca nos mira. Esa espalda que huye
cuando nos acercamos. La celebridad
es así, como la huída de la intrusa.

40.
Amando, temiendo, partiendo, leyendo,
van llenando el mundo de acciones pendientes.
Digo “habiendo estado” sin llegar ni volver.
Espero muertos llegar que no llegan nunca.

41.
Hoy la ciudad cumple la función
de la otra persona. Esa que fue novia
perdida y posesión viviente. Su espalda
de intrusa circunda el mundo ciudadano.

42.
Hay fulgor cuando habla. Ser poeta
es ser sorpresa, dice. Siempre pierdo
lo que encuentro y siempre lo vuelvo
a encontrar. Como el silencio roto.

44.
Digo “tres” o “siete” y eso sí
se entiende. Tendría que haber
escrito todos los poemas así. Tan
simples. Pero ya no es posible.

******

Otros poemas de Osías Stutman

De Buena memoria (Trece poemas intemporales)
Inédito

Buena memoria IV, en dos partes

 

  1. Piloto de Spitfire

Protejo a un Londres imaginario de senos
en el horizonte, cúpulas de San Pedro de Wren,
en el horizonte. Escupefuego inocuo y tonto
como Bentham flotando en el aire, escupiendo
balas acrobáticas, en una falta total de color, blanco
y negro fantasmal de mi memoria como noticiero de cine.
Veo Misiones también fantasmal de tierra
roja y rojo San Ignacio en ruinas, península
argentina en el Brasil. Brasil sin senos, nalga
pura y enfermedad terminal y secreta oculta
entre los pliegues sudorosos de pasión, temblando
de nervios, esperando el contacto y la chispa
con el resplandor que enceguece. Amor instantáneo
envuelto en mis cueros de barroco piloto aéreo real.

  1. Una modelo

 

Mujer enjaulada sin axilas, el tul sobre
el rostro, sombrero artístico como Alberto
Giacometti fotografiado por un negro, enemigo
de su conciencia, carne de perro llorando
lagrimas de verdad de hierro como balas hirviendo
en una silenciosa ceremonia personal. Árbol
desnudo, pacifico combate marginal como
un trueno. Me cubro el rostro con el manto
tejido por mi madre. Tengo solo diez y siete
años. Paris esta ocupada por los nazis.
Yo soy un vestido negro y pies desnudos.

*****
De Los fragmentos personales (A work in progress, inolvidable) (Olifante, Zaragoza, 1998)

JAMES JOYCE

 

1.
Un mueble me habla,
es el discurso del zapato
en Trieste. Todo me amenaza:
un hombre de bronce,
una vaca para cada uno,
los estados sin religión,
(ese mal necesario).

Abanico en mano,
vengo a penalizarte.
La emperatriz me pisa,
camina por mi espalda,
vestida de seda,
los bigotes en punta
cuidadosamente esculpidos.

Abandono las ropas de hombre
cuando una niebla cubre al mundo.
Las rodillas desnudas, contra el suelo,
blancas, en silencio. Como el tigre
traicionado por sus amigos, el texto,
toda la vida ante sus ojos,
y una identidad perdida corre.

2.
Bailar con el brazo muy levantado,
el pliegue al aire,
es lo más hermoso.
Soy el hijo de Bloom,
dice la voz, susurra la voz
de la imagen materna,
arrepentido como una hiena,
apenas respirando.

Las visiones de la verdad
luminosa nos hacen temblar. El hijo
preocupado por la inmortalidad,
marcha como un soldado hambriento.
Pensando en cómo se cuenta
la historia, the story,
desde el lecho
de la concepción.

3.
Llega un terrible cansancio
después de haber viajado,
dormido entre las sábanas,
besado los frutos, el pez
cubierto de sabores.
Acabar es llegar.

Los misterios del sexo             

La insaciable curiosidad natural
de la juventud sorprende al mundo
con sus caudalosas descargas.

Es el espejo de la risa falsa y la costumbre
de la mujer, cuando tocarse con mano sabia
causa asombro.

Desconfiar de mujer con uñas cortas,
son el terror de la familia cristiana.
Las de uñas largas no son de temer.

Las peores son aquellas que llevan cortas
sólo las uñas de los dedos índices.
No hay nada más temible

que la mujer que tiene uñas largas
pero lleva cortas las de los índices.
Cuando en la mano derecha

(si son diestras) o en la mano izquierda
(si son siniestras) el índice y el mayor
llevan uña corta, ¡el peligro es mortal!

Tienen la boca llena de navajas.
Hay que huir, correr, escapar.
Si es rubia natural, es más tierna.

Si es mujer de pelo negro,
¡mucho peor! ¡Madres, proteger
a las niñas de este peligro!

Soy un águila y vuelo muy alto
en el cielo. Mis ojos son perfectos
y veo las uñas de las mujeres

en sus dedos cilíndricos
desde el alto cielo,
como los muertos en su cuna.

Homenaje a Chamfort

Es el escritor de la novela fragmentada
en máximas, retratos, insultos, enfermedades,
ocasiones únicas, episodios nacionales, uno a uno,
viviendo junto a los pliegues amados y el desorden.

El 10 de Septiembre (de 1793) trata de matarse
treinta veces, cuarenta veces, con armas,
cuchillos, navajas, asombrado de seguir viviendo
después de esfuerzos tan terribles.

Nada es real porque todo es general, cada ejemplo
cada frase, sólo hablan de nadie y sus miles.
Acariciado por fuego de volcanes, me enseña
a contar, a sumar, a recordar suspirando.

 

*****
De La vida galante y otros poemas
(Huesos de Jibia, Buenos Aires, 2008; en prensa).

 

Los celos

                                                           A Antonio Gamoneda

Cincelar línea a línea
(el poema) como una visión.
Ópera desmesurada en su silencio,
con inmovilidad y blanco orden
en cada hoja. Eso es pensar
y no escribir. Es un pensar desterrado.

Los celos me impiden escribir
página a página como en las novelas
sonoras, invadidas de actores
y estratagemas entretenidas.
La populosa novela no es pensar
ni escribir ni escultura rasa. Es relato aparente,

engañoso. Describe momentos efímeros,
horas libres y noches claras, sin celos
cuando huye la mujer de guantes negros
y ojos en forma de trébol y la perla bajo la lengua.
Perdida la memoria la vemos ir y venir,
pero la tentación de llorar su ausencia es grande.

 

Écriture (I)

                                                                       A José Corredor-Matheos

Un diluvio de objetos y funciones,
la moralidad de la forma que cambia,
es la sirvienta del estilo, del contenido,
del secreto abierto de un lenguaje

que huye. Eso cae día a día sin piedad,
como las líneas de lluvia fuerte
en el puente y el río oriental.
Es el modo de escribir lo que domina.

Es intención y el área de su libertad
mirando en dos direcciones: Ese mundo afuera
y este otro literario que enfría el tiempo

que pasa como el dibujo de un río
bajo la lluvia recta. Es tan problemático
como la lluvia inmóvil en el papel.

 

Écriture (II)

                                                                       A José Corredor-Matheos

 

El lenguaje ya usado no puede ser
inocente. El uso previo lo engarza
en la memoria misteriosa que siempre
reaparece y nunca se pierde. Navega

en mar nuevo de significados pero esa
memoria implícita no se va, sigue
aferrada a esa y esa palabra,
vampiro que roba y ensalza

como medusa quemando la carne
en el mar. Miro esa roja mancha
en mi brazo al sol, la quemadura

y la mirada y mis recuerdos ya no son
nuevos ni inocentes. El lenguaje es niebla
decorativa que quiere fascinar al lector.