barcelona review #15

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Una nueva lectura de Franz Kafka

Jordi Llovet

Entrevista exclusiva para la Barcelona Review con Jordi Llovet a cargo de Marcia Morgado.

 

La publicación de las Obras completas de Franz Kafka (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona, 1999) constituye un verdadero acontecimiento literario y editorial. En esto coinciden críticos y estudiosos, que le han dispensado una calurosa acogida. A pesar de haber aparecido sólo el primero de los cuatro volúmenes que la componen, ya se considera la versión definitiva en castellano de la obra del escritor praguense. La dirección de la edición está a cargo del ensayista, crítico y traductor Jordi Llovet quien es además catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Barcelona. Conversamos con él, de Kafka, y de estas Obras completas.

 

Usted ha escrito extensamente sobre Kafka, y lo ha traducido; ¿cómo surge este proyecto de publicar las obras completas?

Alrededor del año 71, comencé a interesarme a fondo en Kafka, lo incluí en parte de mi tesis doctoral; aproveché que me encontraba entonces en Francfort, cerca de Praga, para iniciar los estudios propiamente sobre el terreno. Visité todo el territorio checo, los lugares de Checoslovaquia donde Kafka había estado, porque contrariamente a lo que se supone, Kafka viajó bastante por los territorios, no solamente de Checoslovaquia, sino de todo el imperio austro-húngaro como funcionario del Instituto para Accidentes Laborales donde trabajaba. Más tarde, en 1978 traduje "La metamorfosis" al catalán, y trabajé en una edición para Anagrama reuniendo narraciones suyas. Por eso, posiblemente, Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores acogió muy bien la propuesta que les hice hace unos ocho o nueve años de editar a Kafka por entero, teniendo en cuenta que Alemania acababa de empezar a sacar la nueva edición crítica definitiva en Fischer Verlag. El proyecto fue muy bien acogido y entonces nos empezamos a movilizar. Escogimos un equipo de grandes traductores: Miguel Sáenz, para las novelas, (que acaban de salir); Juan José del Solar para las narraciones y Andrés Sánchez Pascual para los diarios y otros escritos autobiográficos, que incluirá La carta al Padre. Y luego la correspondencia, que habremos de asignar puesto que la correspondencia todavía se está editando en alemán.

¿No está afuera aún?

Sólo un volumen, el primero, pero van a ser cinco o seis. Claro, esto es enormemente laborioso y costoso, no únicamente para nosotros, los trabajadores españoles, digámoslo así, sino que es muy laborioso y costoso para los propios alemanes; la edición que están sacando es de una competencia filológica abrumadora, a cada volumen le corresponde otro de aparato crítico, tal como se presentan únicamente las ediciones críticas de los grandes autores, como Hölderlin; por ejemplo, de estas características no la tienen de Goethe. De muy poco autores hay ediciones tan solventes como esta. Claro, ¿por qué se hizo esta edición de Kafka en Alemania? Porque las antiguas ediciones son las que hizo Max Brod, el albacea de Franz Kafka, a pesar de que Kafka había dicho que todo lo que él dejaba como legado debería ser destruido y quemado. En las semanas inmediatamente posteriores a la muerte de Kafka, Brod reunió todos los manuscritos que pudo localizar: los que tenía Dora Diamant, la última amante de Kafka, su amante berlinesa que le cuidó hasta el lecho de muerte; el médico que le atendió en el sanatorio en Viena; Felicia Bauer, que guardaba correspondencia y otras cosas. Y la mayoría, en el domicilio familiar donde Kafka vivió hasta su muerte, salvo una última estancia, un poco larga, de medio año en Berlín. Brod lo reunió todo, y poco a poco, lo publicó. El lado positivo de esto es que salvó el legado literario de Franz Kafka y lo dio a conocer. El aspecto negativo es que lo editó muy mal.

¿Cómo escribía Kafka?

De corrido, raramente corregía. Escribió La metamorfosis en quince días, La condena está escrita en una noche. Algo parecido a Mozart pero en lenguaje literario. De no morir tan joven, hubiera podido dar una cantidad torrencial de literatura porque --teniendo en cuenta que trabajaba ocho horas diarias para una compañía de seguros--, prácticamente en doce años ha dejado un legado tan importante. En doce años Kafka escribió todo lo que nosotros tenemos.

Háblenos de los manuscritos y del papel de Max Brod...

Se impone una revisión a fondo de los manuscritos. Brod encontró enormes legajos que Kafka iba bordando sueltos, por suerte había otras cosas que están mejor ordenadas, como los famosos cuadernos de tapa negra. Y las novelas en legajo aparte, con su título. En el caso de El desaparecido, que siempre se ha llamado América, no lo pone en el manuscrito pero él le había dicho a Felice Bauer: "quiero que mi novela americana que transcurre toda en Estados Unidos, se llame El desaparecido". Por lo tanto, no hay ninguna duda que debería llamarse El desaparecido. Las novelas se habían editado más o menos correctamente, hay algún cambio en el orden de los capítulos en la nueva edición y algunas cuestiones de elección, de transcripción del manuscrito, erróneo por parte de Brod y corregido por los nuevos editores. Los Diarios sí son distintos y sobretodo, la Correspondencia, debido a lagunas; eran aludidos todos los amigos de ambos, y Brod lo editó en vida de muchos de ellos: sobrevivientes del holocausto, si eran judíos, o gente que vivía todavía porque era joven. Luego tenemos la forma en que editó el conjunto de las Narraciones; las narraciones de Kafka se encuentran intercaladas en una especie de torrente literario donde es imposible prácticamente discernir lo que podría entenderse por narración de la reflexión personal, aforismo, cuadernos de viajes, anotación biográfica, etcétera, etcétera. Los libros publicados, también en España, como La muralla china, La condena y otros relatos, o a veces La metamorfosis y otros relatos, son una invención de Brod que no se sostiene por ningún lado; obedece a lo que a él le pareció que podía ser entendido como material narrativo. Algo muy relativo en un escritor como Kafka que es aforístico por definición; por lo tanto, la frontera entre lo que es un pensamiento abstracto y lo que es una narración está tocándose, y exige ser editado de acuerdo con esas características de magma torrencial, de material de difícil discernimiento, de difícil separación por lo que respecta a la idea de género literario. Los alemanes lo han publicado de la siguiente manera: las narraciones publicadas en vida, estos siete libritos aparecen en un volumen que se llama Narraciones publicadas en vida; no hay ningún problema. Los escritos póstumos no los han editado como narraciones póstumas, sino como escritos póstumos; aparte de los diarios y de la correspondencia, estos incluyen una mezcla de cuadernos en octavo, pensamientos, reflexiones, cosas que pueden ser narrativas, muchas de ellas sin título. Max Brod fue sacando lo que pareció que eran narraciones, las tituló como quiso y así apareció un cuerpo narrativo kafkiano que de hecho es falso. La edición alemana corrige esto; la edición española no hace más que seguir la edición crítica alemana ¾ deja fuera todo el aparato filológico basado en el original alemán, puesto que no interesa para nada al lector español ¾ : coge el texto fundamental de Kafka y lo traduce fielmente. Teniendo en cuenta la falta de una abundante literatura secundaria en el mercado español, nuestra edición enriquece lo hasta ahora disponible, con una introducción general, un prólogo a cada uno de los volúmenes, unas bibliografías, incluso una filmografía, y unas notas editoriales a cargo del director de la edición, para mayor comprensión de todo el mundo kafkiana y sobretodo, para mayor interrelación entre el conjunto de la obra kafkiana: una especie de compleja red con todos los aspectos que aparecen en la obra kafkiana.

¿Fuera de Alemania, es esta la primera versión definitiva de las obras completas de Kafka que se publica?

Sin duda. Se entiende que otros países no lo hayan abordado todavía puesto que no está completa la edición alemana crítica; esperan que terminen los alemanes de publicarla, para entonces lanzarla, pero como sabíamos del plan de edición y los alemanes son muy sistemáticos, lo emprendimos. Vamos a ser los primeros, no hay ninguna duda porque conozco el mercado editorial inglés, francés, italiano, y nadie se ha atrevido a hacer la operación que ha hecho Galaxia/Círculo. Claro que muchos editores tenían ya traducciones a todos estos idiomas de la obra de Kafka, y justamente ahora que se encuentra libre de derechos, iniciar la operación de retraducirlo todo, es una operación costosísima. Que los editores, pues, intentan ahorrarse. No voy a mencionar nombres, pero una editorial española muy famosa, en cuyo poder obran las traducciones antiguas, muy antiguas, argentinas básicamente, de los años cuarenta, cincuenta, de Emecé y Losada, se apresuró a sacar en el último año o año y medio la obra entera de Kafka, siguiendo aquellas antiguas traducciones donde todo está equivocado: las traducciones y el texto del que se parte; es una incorrección editorial bastante grave.

¿Las editoriales que se apresuraron a publicar las traducciones antiguas lo hicieron previendo que con esta nueva edición, las suyas resultarían obsoletas y perderían mercado?

Esa es la esclavitud o la servidumbre de una concepción comercial de la literatura. Claro en un momento en que están libres los derechos y que se pueden editar miles de ejemplares sin tener que pagar una sola peseta o un solo marco a los herederos de Kafka. Se entiende muy bien desde lo comercial, pero como operación editorial es más bien lamentable porque ellos sabían perfectamente que lo que publicaban era ya obsoleto y erróneo.

Para un lector común de Kafka: ¿cree usted que esta nueva edición cambiará, aunque sea de una manera mínima, la apreciación que se tiene del mundo kafkiano?

La cambiará en el sentido del rigor de las traducciones, es decir Kafka tiene que ser traducido en arreglo a su curioso dominio de la lengua alemana, que es muy particular, y a su particular manera de puntuar, dos cosas que no respetaron los editores hasta hoy. Nadie acertó a traducir correctamente porque no se conocían trabajos estilísticos suficientes sobre el peculiar alemán de Kafka. Él vivía rodeado de una sociedad checo parlante y tenía el alemán como lengua familiar y administrativa: la lengua de los funcionarios del imperio austro-húngaro en Praga. Una lengua hablada por el 15 o el 20 por ciento de la población de Praga y de Bohemia; es decir que el alemán hablado en Praga en tiempos de Kafka no era una lengua tan viva como lo es el castellano en Madrid o el francés en París, o el alemán en Viena o en Berlín.

Se puede decir que era la lengua oficial...

...más que el checo...

...la lengua de la burocracia...

...claro, claro, incluso los ciudadanos checos que querían hacer una instancia tenían que pasar por traductores alemanes, hasta que se proclamó la república de Checoslovaquia en1918. Los alemanes también conocían imperfectamente el alemán. Es decir que el alemán de Kafka siendo estupendo, siendo correctísimo, --puesto que asistió al elemental alemán, al instituto alemán, estudio en la universidad alemana Carolina, la Karls Université de Praga--, no se puede permitir jamás esos laberintos sintácticos que se permite Thomas Mann porque habría naufragado. Lo que se nota en Kafka es un uso de la lengua de una prudencia casi escolar que es enormemente peculiar de su estilo, y esta es la cuestión que un traductor debe reflejar en el uso del castellano. Donde la palabra sea una palabra elemental por falta de dominio de un sinónimo más complicado, no se puede usar un sinónimo complicado en castellano, hay que poner la palabra correspondiente en la lengua castellana. Y eso en Argentina, donde además son muy dados a la metaforización del lenguaje --en fin, toda Hispanoamérica es muy dada, y no es que sea muy dada, es que tienen un léxico más rico y más vivo que el español, esta es la pura verdad--, pues entonces, esos se explayan, se...

...se desmelenan...

...eso, se desmelenan, eso… y en el caso de Kafka uno tiene que reprimirse muchísimo: las frases son enormemente escuetas, la sintaxis está calculada al detalle y el léxico es siempre relativamente... no diré fácil, pero sí, sucinto; un léxico que si se pone al lado de Thomas Mann o del propio Goethe --estos grandes autores, estos grandes estilistas de la lengua alemana--, se descubre que estaba a cierta distancia. Un ejemplo parecido al de Kafka es el Canetti, que tiene un alemán que no es propiamente de país donde se habla alemán, tiene un alemán propio de su paso por Alemania. Otro ejemplo: Rilke, que también es praguense, no quiso que se notara ese dominio ligeramente imperfecto del alemán que acusaba a todo alemán parlante de Praga, y se pasó la vida estudiando el diccionario académico alemán para incorporar a su léxico palabras que dieran a entender que era un dominador extraordinario de la lengua alemana; que al final acabó por serlo. Eso jamás lo hizo Kafka. Kafka sabía ese alemán y es el que utiliza. Es un autor que no es muy difícil de leer desde ese punto de vista. Pero sí lo es, un poco, porque usa una lógica sintáctica kafkiana, una lógica de la frase kafkiana que es propiamente una antilógica, una lógica paradógica donde se empieza afirmando A=B, B=C, pero A no es igual a C. Esas cosas que en matemáticas no suceden pues si A=B y B=C, A debe ser igual a C, en Kafka ocurre que A=B, y sigue la frase con un punto y coma o una coma, y B=C, pero luego de pronto, otro punto y coma, y A no es igual a C. En casos así han fallado los traductores.

Por lo tanto esta nueva traducción establece un gran cambio en los textos.

Muchísimo, es otro Kafka, es un Kafka mucho más llano. Esa es la diferencia que hay entre unas traducciones barroquizadas cuando en realidad hay que dar la idea de un lenguaje en cierto modo sencillo, elemental, escueto, muy exacto en las descripciones, pero que por falta de dominio ha sido calibrado hasta la última expresión.

...también las repeticiones...

...sí, pero eso es una cuestión estilística de Kafka, repite mucho el nombre de los personajes; lo que hace es repetir muchas veces el pronombre y otras muchas veces el nombre, en vez de alternar como hace cualquier buen estilista la repetición del sustantivo correspondiente o del nombre del personaje correspondiente con el pronombre. Y él lo que hace es repetir adjetivos; un buen estilista no se permite eso, aunque uno de los modelos de Kafka fue siempre Gustave Flaubert, que jamás se habría permitido poner en una misma página el mismo adjetivo dos veces o el mismo adverbio o el mismo sustantivo, pues estas cosas así se le escapan... o no es que se le escapen, es que esas pequeñas cosas le dan igual. Es decir no es ningún mal estilista pero lo que Flaubert nunca se habría permitido, y mucho menos Thomas Mann, que era capaz de buscar un sinónimo que nunca se haya oído en lengua alemana solo para no tener que repetir una palabra que ha puesto ya en la página precedente. En Kafka es completamente secundario. Por lo tanto, el traductor no puede decir ahora no voy a repetir aquí la palabra "tirano", pondré "déspota". No, no, si Kafka repite "tirano", pues tirano. Kafka tenía su registro de sinónimos y si no quiso usarlos, o no pudo, esto hay que respetarlo. Y luego en el orden tipográfico: en Alemania desde siempre la entrada de los personajes se sitúa con el uso de las comillas y no de guiones, lo que suele hacerse es sangrar esas comillas cuando entra el personaje. Kafka quería que el discurso del narrador siguiera con los dos puntos antes de la intervención del personaje, a continuación esa intervención entre comillas, y continuar el discurso del narrador. De esa forma se confunde permanentemente lo que es el discurso del narrador de lo que es intervención de personajes. Muchísimo más en castellano, por el mero hecho de estar entre comillas y no con guiones, y sobretodo, por el hecho que no están sangradas las intervenciones. Hasta el punto de que hay algunos capítulos del Castillo y del Proceso de veinte o veinticinco páginas sin un solo punto y aparte. Ni uno solo. Nuestro traductor de las novelas presentó en principio una de las novelas, con el sistema ortotipográfico español y lo que hice yo, como director editorial, fue decirle: "por favor, respete usted el sistema de las comillas", aunque la página quede muy densa y muy apretada pero de eso se trata. Hay que respetar eso, en algunos autores del siglo veinte alemán puede no ser pertinente, pero en el caso de Kafka es importantísimo, él lo decía: "me gusta ver la página densa, llena, esa mancha negra de escritura", dominando la página de margen a margen y sus propios manuscritos no dejan márgenes para nada. Parecía como si el papel le costara muy caro, que no es el caso sino la necesidad de llenarlo todo, incluso en los márgenes ponía dibujitos. La idea es que ha ocupado, como un campo de batalla, ha ocupado enteramente el territorio de la página. De modo que hay que hacerlo como él lo planteó y lo dejó escrito en los Diarios, y en la Correspondencia, hay que respetar esta cuestión y traducir según el deseo kafkiano.

¿Determinó en su modo de escribir esas características de su dominio de la lengua? Esas limitaciones, digamos, del dominio del alemán. Es decir, hubiera escrito diferente de haber tenido el dominio del alemán que tenía Thomas Mann..

Yo diría que con el conocimiento que tenía del alemán es enormemente atrevido. Es muy prudente su léxico pero complica la frase desde un punto de vista sintáctico, y sobretodo, lógico. Por un lado hay una cierta falta de dominio de la lengua y por otro, hay una entrada a saco en las posibilidades llevadas al extremo de lo que él podía articular.

¿Usted comparte esa visión de que Kafka es el gran interprete de nuestros tiempos?

Estoy convencido. Para poner un ejemplo que ilumine a Kafka, tomemos a Günter Grass, que ha escrito esa novela extraordinaria: El tambor de hojalata. Pero él ha vivido toda la evolución del nacimiento del Tercer Reich, del Holocausto y de la posguerra. Una época que describe magistralmente en su novela. El tambor de hojalata resume un tanto por ciento importantísimo de los grandes conflictos de este siglo, por lo menos en Europa...

Como lector noto una gran diferencia y es que El tambor de hojalata es la gran novela escrita por un narrador de un tiempo y de unos acontecimientos. Kafka, no...

Kafka...No, Kafka, no... ahí quería llegar...

...Kafka es el espejo...

...Sí, sí...

...donde se mira ese tiempo, que son dos cosas muy diferentes...

...pero como él dijo en las conversaciones con Gustav Janouch, es un espejo que se adelanta, un espejo que tiene la capacidad como algunos relojes, de adelantarse. Esto es lo que hizo él, no por un modo profético, no se trata de profecía, se trata de percepción, que es una cosa muy distinta y que suele ser mucho más habitual en los escritores que las profecías; eso sí lo son los escritores, muy perceptivos. Y en este sentido creo que ha sido el más perceptivo de los escritores del siglo veinte. O sea el hombre que vio hacia dónde evolucionaría la distancia entre estado e individuo, máquina de poder e individuo, singularidad y colectividad, masa y ser ciudadano. Kafka ve el panorama más allá en la evolución. De ahí la razón por la que le gustaba tanto a Franz Kafka la obra de Flaubert Bouvard et Pécuchet, donde hay ya un diagnóstico de cómo la estupidez avanzará imparable en el mundo occidental y en ese sentido, Kafka da un paso más. Va mucho más allá que todas sus fuentes de inspiración y describe el núcleo del problema; la situación de absoluta imposibilidad, de impotencia del individuo frente a la máquina devastadora del poder, de la burocracia, del sistema político. En este sentido --teniendo en cuenta que no ha cambiado nada, sino que no ha hecho más que empeorar puesto que todos vivimos en este régimen y este orden--, ese no hay salida desesperado que se presenta en la obra de Kafka ahora también lo podíamos formular, lo que pasa es que ahora ya no nos desesperamos, sino que decimos: pues qué le vamos a hacer. Él es el hombre que en el momento justo, antes de producirse esa especie de magnificación extraordinaria del poder absoluto que significa el Tercer Reich, ofrece el diagnóstico de una situación conflictiva entre individuo y poder que nadie había dado con tanta perspicacia y tanta penetración intelectual.

Usted ha mencionado el humor en Kafka, lo cual es un ángulo kafkiano del que poco se habla...

Eso ocurre porque la gente no lo ha estudiado a fondo, si lo estudiaran un poco más se habrían dado cuenta que Kafka se formó en las filas de tres escritores humorísticos: el que menos Flaubert, Chéjov mucho más y el que más Charles Dickens. La primera novela que aborda Franz Kafka, El desaparecido, está escrita con la voluntad de ser una adaptación a su situación histórica del David Copperfield de Dickens. Un autor con un gran elemento humorístico. Pues yo diría que El desaparecido es una novela cómica, como dijera Walter Benjamin, es una gran payasada, uno puede reírse en cada página. Pero incluso en El castillo o El proceso, que son novelas que han agobiado y angustiado tanto, hay muchas situaciones que pueden despertar hilaridad. Hilaridad que uno contiene inmediatamente porque está metido dentro de un absurdo, de una problemática que es aterradora; casi diría que estos elementos humorísticos que sin duda existen permanentemente en su literatura --salvo algunas narraciones donde no hay elemento humorístico para nada, pero muy pocas--, son el contrapunto que el propio Kafka establece en su literatura para sacarle un poco de presión...

...como crear un ambiente donde se difumine un poco la carga de agobio...

...exactamente...

¿Cree que esta nueva edición ayude a apreciar mejor ese humor...?

...seguro, yo he repasado página por página, siempre con el original, las traducciones que de por sí eran ya magníficas de Sáenz, y ahora estoy haciendo lo propio con las Narraciones y los Diarios, de lo que ya tenemos, y claro, que ya estaba muy bien de entrada pero si alguna cosa hay que lijar, terminar de pulir, son estos pequeños detalles que son muy importantes sobretodo en determinados personajes, que no pueden hablar con cierto empaque y si hablan con empaque tienen que hablar con mucho empaque, tanto que se convierten en personajes de dramaturgia, tales como los tres famosos inquilinos de La metamorfosis. Kafka apunta en sus Diarios: "hemos leído en casa de Max La metamorfosis. Nos hemos reído mucho". Esto, hoy día a un lector común le parecería extraño que Kafka pudiera decir "nos hemos reído mucho". También Kafka pretendió que se rieran cuando se fue una vez a Munich a leer En la colonia penitenciaría, que es una narración realmente brutal pero tampoco hay una ausencia de elementos irónicos; pues no solo que la gente no se rió para nada, sino que tres damas tuvieron que ser asistidas porque se desvanecieron. Kafka se quedó perplejo, como diciendo qué he hecho yo para que estas señoras se desmayen.

¿Cree que el lector común pueda esperar en cierta medida, redescubrir a Kafka en esta edición de GalaxiaGutenberg / Círculo de Lectores?

En el caso de las novelas, por el tipo de lenguaje que se usa y por la estructura sintáctica: las frases que tenía el esquema A=B B=C, coma y A distinto de C, el esquema lógico-sintáctico que aparece muy a menudo en Kafka, los traductores solían resolverlo poniendo A=B B=C, punto, y luego A distinto de C. Claro si se pone todo separado por comas, se entra en una especie de órbita caótica, que es la kafkiana...

...que es diferente...

...que es diferente y eso es lo que esta edición respeta sistemáticamente. Y casi también sistemáticamente no respetaban otras traducciones. Se descubre otro Kafka por la cuestión del registro verbal, el registro del lenguaje nunca puede ser muy complicado, no se puede usar una palabra cultista en ningún momento de una traducción de alemán al castellano en el caso de Kafka porque no convence. El alemán cultista thomasmanniano que es el ejemplo más pertinente citar, o el de Rilke, no es el de Kafka. Hay que usar un lenguaje mucho más de andar por casa, mucho más elemental; es fundamental no permitirse barroquismos verbales en la traducción de Kafka. En los volúmenes de Diarios, y más todavía en las Narraciones, es que se descubrirá un nuevo Kafka. Esa especie de escritura magmática que presentará el tercer volumen sí es un verdadero descubrimiento. El de un hombre preocupado únicamente de escribir que es capaz en un mismo cuaderno de: poner una reflexión de tipo filosófico; pasar, o no, una raya para establecer una separación; dejar, o no dejar, una raya blanca, y entonces una narración, un aforismo, y después un discurso sobre la lengua yiddish, y luego un programa para las literaturas menores. Esta es la mezcla de géneros que aparece en los Diarios. Como director de la edición incluiré una nota aclaratoria: de tal línea a tal línea es lo que siempre hemos denominado narración tal; en las ediciones habituales ad usum, eso se denominaba, narración tal. Aparte, incluiremos las variaciones de diversas narraciones de Kafka, hay una versión en los Diarios, otra que la corrige en un cuaderno, otra que luego a lo mejor edita, aparecerán numeradas del uno al tres, de esa manera el lector observará el proceso de maduración de la narración hasta llegar a la definitiva.

¿Cuál es el plan de publicación de las Obras Completas?

El calendario... bueno pues en períodos de seis u ocho meses irán saliendo los próximos volúmenes, por lo que no creo que tengamos el último de ellos que es la Correspondencia hasta el año 2002.

Para concluir, nos gustaría saber cuáles son sus planes futuros.

Por el momento, estoy atado kafkianamente a este proyecto, no tengo salida. Y debo decir que es algo que me ha hecho muy feliz. Aunque lo que más placer me produce es enseñar. Soy, básicamente, un profesor.

 

© 1999 The Barcelona Review

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