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índex català     julio - agosto  n° 49

BarnesExtractos de Poesía reunida 1911-1982
Djuna Barnes


Djuna Barnes nació en Nueva York en 1882. Fue educada por su padre y su abuela hasta que empezó a estudiar Arte, en Nueva York, adonde se trasladó con su madre y hermanos. A partir de 1913, trabajó como ilustradora y periodista; en 1915 publicó The Book of Repulsive Women y en 1920 Harper’s Magazine la envió a París para escribir sobre los expatriados y vanguardistas, pero allí se transformó en uno de ellos. En 1922 publica la famosa entrevista con Joyce en Vanity Fair y al años siguiente una miscelánea a la que tituló: A Book. De 1928 es Ladies Almanack, aguda sátira sobre el lesbianismo parisino, auspiciado por Natalie Clifford Barney –Dame Musset en la ficción-, así como la novela Ryder, y de 1929 una nueva versión de A Book con algunos cambios y un título nuevo: A night among the horses. Con ela poyo de Peggy Guggenheim deja el periodismo y comienza a trabajar en su obra maestra El Bosque de la Noche (Nightwood), que publica en Londres y Nueva York en 1936, con prólogo de su amigo T.S.Eliot. En 1940 regresa a Nueva York, y alquila un pequeño apartamento en Patchin Place (Greenwich Village); en 1958 publica el drama The Antiphon, y en 1962 una edición corregida de los 10 relatos de 1929 con el título de Spillway. Ese mismo año editoriales de Londres y Nueva York publican sus Selected Works, que incluyen Nightwood, Spillway y The Antiphon. Hasta su muerte en 1982, escribe exclusivamente poesía. A fines de los 80 dos editoriales norteamericanas editan la mayor parte de su obra en prosa.

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Conocida sobre todo por Nightwood (1936), novela trágica basada en su vida de expatriada en el París de los años veinte, y texto clave del modernismo literario, Djuna Barnes (1892-1982) pasó los últimos 42 años de su solitaria vida en un piso pequeño de Greenwich Village, dedicada principalmente a escribir poemas.
[...] La opinión aceptada, según la cual Djuna Barnes no escribió prácticamente nada excepto unos cuantos poemas y una obra de teatro en los últimos cuarenta años de su vida parece que va a sufrir un cambio. Se trata de un punto de vista basado únicamente en el número de sus publicaciones; pero lo cierto es que la autora trabajó intensamente a lo largo de esos años, a pesar de que tuvo que hacer frente al alcoholismo y a su delicado estado de salud. Al morir, en 1982, su piso estaba repleto de notas y poemas, y de unas memorias en las que había estado trabajando en sus últimos años y que actualmente se encuentran en la Djuna Barnes Collection de la Universidad de Marylando en College Park. La poesía inédita de su última época está más bien en un estado de simple esbozo que de texto acabado e impecable.
portada Barnes[...] Barnes publicó obras de todos los géneros, pero siempre tuvo un compromiso especial con la poesía: su primera y su última obra publicada fueron poemas, con 71 años de diferencia. En los últimos años de su vida, Barnes creó poemas tan fascinantes como para merecer seria atención como poeta norteamericana. Esto se hizo evidente cuando en 1998 la revista literaria Conjunctions presentó dieciocho poemas suyos hasta entonces inéditos, en los que se evidenciaba su nueva y exitosa estrategia de combinar las tradiciones poéticas surrealista y metafísica. Antes de la edición de Conjunctions, aquellos poemas eran completamente desconocidos, salvo por unos pocos eruditos.
[...] Barnes mostró sus poemas a Eliot, quien no les prestó demasiada atención y dijo a Barnes que debía ceñirse a la prosa. ¡Qué suerte que eso no la desanimara!
Es extraño que Eliot estuviera tan equivocado respecto a la Barnes poeta; no hay duda de que en 1938 su potencial era evidente, incluso para él, ya que en su introducción a Nightwood tuvo la previsión de sugerir que la novela resultaría principalmente atractiva para los lectores de poesía.
[...] Salvo en lo que se refiere a los primeros poemas de amor, la trayectoria de Barnes como poeta podría ser trazada como un camino que va esde el estilo de Aubrey Beardsley y el Yellow Book de los ochenta-noventa del XIX hasta acabar adoptando el de los surrealistas y metafísicos.

© Extracto del prólogo de Poesía reunida 1911-1982, por Phillip Herring. Traducción de Osías Stutman y Rosa Lentini.

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La soñadora

Cae la noche, en oscurecidas formas que parecen-
Tantear, con misteriosos dedos hacia la ventana -luego-
Descansan en el dormir, envolviéndome, como en un sueño
Fe mía -¡que yo pueda despertar!

Y gotea la lluvia con el mismo triste, insistente ritmo.
Temblando a través del vidrio, inclinándose lacrimosa,
Y suave golpetea, como pequeños pies temerosos.
Fe mía -¡qué tiempo este!

El plumoso fresno aletea; allí sobre el vidrio,-
El fuego moribundo lanza un parpadeante rayo fantasmal,-
Y luego se cierra en la noche y la lluvia cae suave.
Fe mía -¡qué oscuridad!


(Harper’s Weekly, 1911)


[The Dreamer
The night comes down, in ever-darkening shapes that seem-/ To grope, with eerie fingers for the window –the-/ To rest to sleep, enfolding me, as in a dream/Faith –might I waken!
And drips the rain with seeming sad, insistent beat./ Shivering across the pane, drooping tear-wise,/ And softly patters by, like little fearing feet./ Faith –this weather!
The feathery ash is fluttered; there upon the pane,/ The dying fire casts a flickering ghostly beam,-/ Then closes in the night and gently falling rain./ Faith –what darkness!]





Ocaso de lo ilícito

Tú, con tus largas y vacías ubres
Y tu calma,
Tu ropa blanca manchada y tus
Fláccidos brazos.
Con dedos saciados arrastrándose
En tus palmas.

Tus rodillas muy separadas como
Pesadas esferas;
Con discos sobre tus ojos como
Cáscaras de lágrimas,
Y grandes lívidos aros de oro
Atrapados en tus orejas.

Tu pelo teñido cardado a mano
Alrededor de tu cabeza.
Labios, mucho tiempo alargados por sabias palabras
Nunca dichas.
Y en tu vivir todas las muecas
De los muertos.

Te vemos sentada al sol
Dormida;
Con los más dulces dones que tenías
Y no has conservado,
Nos afligimos de que los altares de
Tu vicio reposen profundos.

Tú, el polvo del ocaso de
Un amanecer húmedo de fuego;
Tú la gran madre de
La cría ilícita;
Mientras las otras se encogen en virtud
Tú has dado a luz.

Te veremos mirando al sol
Unos cuantos años más;
Con discos sobre tus ojos como
Cáscaras de lágrimas;
Y grandes lívidos aros de oro
Atrapados en tus orejas.

(DE El libro de las mujeres repulsivas, 1915)


[Twilight of the Illicit
You, with your long black udders/ And your calms,/ Your spotted linen and your/ Slack’ning arms./ With satiated fingers dragging/ at your palms.
Your knees set far apart like/ Heavy spheres;/ With discs upon your eyes like/ Husks of tears;/And great ghastly loops of gold/ Snared in your ears.
Your dying hair hand-beaten/ ‘Round your head./ Lips, long lengthened by wise words/ Unsaid./ And in your living all grimaces/ Of the dead.
One sees you sitting in the sun/ Asleep;/ With the sweeter gifts you had/ And didn’t keep,/ One grieves that the altars of/ Your vice lie deep.
You, the twilight powder of/ A fire-wet down;/ You, the massive mother of/ Illicit spawn;/ While the others shrink in virtue/ You have borne.
We’ll see you staring in the sun/ A few more years,/ With discs upon your eyes like/ Husks of tears;/ And great ghastly loops of gold/ Snared in your ears.]




El lamento de las mujeres

I
¡Ay, Dios mío!

¡Ay, Dios mío, qué es lo que amamos!
¿Esta carne puesta en nosotros como un guante arrugado?
Huesos tomados deprisa de alguna lujuriosa cama,
Y por ímpetu, el empujón del diablo.

Qué es lo que besamos con prisa,
Esta boca que busca la nuestra, o aún más ese
Pequeño ojo lastimoso en la engañada cabeza,
Como si lamentara aquello que a nosotros nos falta.

Este pálido, este más que anhelante oído atento
Que oye de la lastimosa boca el suave lamento,
Para marcar la silenciosa y la angustiada caída
De aún otra caliente y deformada lágrima.

Brazos cortos y magullados pies muy separados
Para caminar eternamente con nosotros desde la salida.
¿Ay Dios, es esta la razón que amamos
-No son tales cosas golpes mortales al corazón?

(The Little Review, 1918)


[Ah my God!
Ah my God, what is it that we love!/ This flesh laid on un like a wrinkled glove?/ Bones caught in haste from out some lustful bed,/ And for momentum, this a devil’s shove.
What is it that hurriedly we kiss,/ This mouth that seeks our own, or still more this/ Small sorry eye within the cheated head,/ As if it mourned the something that we miss.
This pale, this over eager listening ear/ The wretched mouth its soft lament to hear,/ To mark the noiseless and the anguished fall/ Of still one other warm misshapen tear.
Short arms, and bruised feet long set apart/ To walk with us forever from the start./ Ah God, is this the reason that we love/ Because such things are death blows to the heart?]




A una de otro humor

¿Oh amada querida, debería dejar
De mirarte, siempre con ojos húmedos,
Y quejumbrosos besos de estos labios donde yace
Más miel que en tus áloes? ¿Debería romper
Aún más oscuras hierbas, y suspirando no perder de vista
Con fingida lamentación y gritos temerosos,
Rodeándote lentamente con blasfemias
Porque estaría bailando? No, me falta
La necesaria torpe salmodia de la desesperación.
No resuena en mí tu sombrío humor,
No está en mi corazón. Ni en ningún lugar
Dentro de mi carne, la misma carne que enamoraste.
¿Entonces para qué aflojar mi trenzado pelo
Ocultando mis ojos, y pretender que cavilo?

(Vanity Fair, 1923)


[To One In Another Mood
O dear beloved, shall I not go back/ From gazing you always with wet eyes,/ And mournful kisses from these lips where lies/ More honey than your aloes? Must I crack/ Still darker herbs, and sighing keep the track/ With feigned lamenting and with fearful cries,/ Slow twining you about with blasphemies/ Because I would be dancing? Nay, I lack/ The needed dull intoning of despair./ Nor in me echoes your too sombre mood,/ Nor is it in my heart. Nor anywhere/ Within my flesh the very flesh you wooed./ Then wherefore shall I loose my braided hair/ Hiding my eyes, pretending that I brood?]




Transfiguración

El profeta cava con manos de hierro
En las inestables arenas del desierto.

El insecto vuelve a su larva;
Retorna a semilla la rosa trepadora.

Como humo hasta la vacía garganta de Moisés,
Irrumpen todas las palabras que dijo.

El cuchillo de Caín retira la estocada;
Abel se levanta del polvo.

Pilatos no puede encontrar su lengua;
Desnudo está el árbol del que Judas colgó.

Lucifer clama desde la tierra;
Cristo cae a su muerte.

A Adán vuelve la fastidiosa costilla;
Una criatura solloza en su flanco.

La extensión del Edén es espesa y verde;
El bosque se agita, no se ve una bestia.

Desencadenado, el sol, con rabiosa sed,
Alimenta al último día con el primero.


( Surrealist Poetry in English, 1978)


[Transfiguration
The prophet digs with iron hands/ Into the shifting desert sands.
The insect back to larva goes;/ Struck to seed the climbing rose.
To Moses’ empty gorge, like smoke/ Rush inward all the words he spoke.
The knife of Cain lifts from the thrust;/ Abel rises from the dust.
Pilate cannot find his tongue;/ Bare the tree where Judas hung.
Lucifer roars up from earth;/ Down falls Christ into his death.
To Adam back the rib is plied,/ A creature weeps within his side.
Eden’s reach is thick and green; The forest blows, no beast is seen.
The unchained sun, in raging thirst,/ Feeds the last day to the first.]




Verso

Si alguien pregunta «¿cómo es enamorarse
De una que no puedes desechar, al ser ella más joven?»
Cómo debería ser, contestamos, quién puede probar que
La caída del diente de leche en la lengua,/
Es ya suficiente otoño en la boca.

(¿Los jóvenes?)


(De Poemas inéditos de Patchin Place, 1940-1982))


[Verse
Should any ask «what it is to be in love/ With one you cannot slough, she being young?»/ What should it be, we answer, who can prove/ The falling of the milk-tooth on the tongue,/ Is autumn in the mouth enough.
(¿The young?)]



©
Estos poemas de Djuna Barnes están extraídos de Poesía reunida 1911-1982 (Igitur/Poesía nº 23, 2004), prólogo de Phillip Herring; selección, epílogo y notas de Osías Stutman; traducción de Osías Stutman y Rosa Lentini.

© de la fotografía: Berenice Abbott

Véase la reseña de Poesía reunida 1911-1982 en TBR 43

Este texto no puede reproducirse ni archivarse sin permiso del autor y/o The Barcelona Review. Rogamos lean las condiciones de uso.

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julio - agosto  n° 49

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Gabriela Izcovich: Aquí, allá, en todas partes
Víctor Vegas: Montaña rusa
Inmaculada Beltrán Martín: (Título)
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Djuna Barnes: Extractos de Poesía reunida 1911-1982

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