ÍndiceNavegación

índex     mayo- junio 2002  n° 30

Harold Bloom -fotoEl boom Bloom:
Harold Bloom
en Barcelona
por Daniel Najmías

 

El crítico literario norteamericano estará en Barcelona el próximo 22 de mayo para recibir el XIV Premio Catalunya. Tras conocerse el resultado de la votación, Baltasar Porcel, presidente del jurado, destacó, entre los méritos del galardonado, el abrir «nuevos caminos a la interpretación de los textos, a la vez que ha roto con las ortodoxias académicas».

Doscientos cincuenta y dos candidatos de sesenta y cuatro países aspiraban este año al premio; entre ellos, el lingüista norteamericano Noam Chomsky, la escritora chilena Isabel Allende, el filósofo barcelonés R. Pánnikar, la escritora y activista egipcia Nawal Al-Sa’dawi y el filósofo argentino Mario Bunge. Bloom resultó elegido entre quince finalistas con el voto de diez de los trece miembros que componían el jurado. En convocatorias anteriores del premio resultaron galardonados, entre otros, Karl Popper, filósofo austriaco; M. Rostropovich, violonchelista ruso; Edgar Morin, filósofo francés; Václav Havel, político checo, y la escritora inglesa Doris Lessing.

Harold Bloom nació en Nueva York en 1930. Tras cursar estudios en las universidades de Cornell y Yale, es profesor de esta última desde 1955, y de la Universidad de Nueva York desde 1988. Son casi veinte sus obras de crítica literaria y religiosa; incontables son sus artículos, reseñas y prólogos. Se dio a conocer en 1959 con Shelley’s Mythmaking, libro al que siguieron otros dos títulos que en su momento constituyeron innovadoras aproximaciones a los principales poetas románticos ingleses. Ya sus primeras obras dieron lugar a acaloradas polémicas en la comunidad académica. Como señala William McPheron, de la Universidad de Stanford, Bloom «insatisfecho con los estilos del pensamiento académico» predominante en aquellos años, desarrolló «una visión personal de la naturaleza y el valor de la literatura», visión no monolítica que ha evolucionado a lo largo de su carrera en tres etapas claramente distinguibles entre sí, aunque formen un todo unificado. Tras su separación de la corriente deconstructivista de Paul de Man y otros distinguidos colegas de Yale –corriente a la que se lo adscribió a finales de los años setenta y principios de los ochenta más por cercanía geográfica y temporal que por otra cosa–, Bloom volvió a irrumpir con fuerza en 1994 con la publicación de El canon occidental, con sus veinticinco autores imprescindibles. Este canon, tildado, entre otras cosas, de «masculino» y «blanco», levantó ampollas entre los representantes de las corrientes, tanto de derechas como de izquierdas, a las que Bloom criticaba por politizar los estudios y la crítica literaria.

La prensa barcelonesa ha cedido en estos últimos meses un amplio espacio a Bloom, tanto por la concesión del Premio Catalunya como por la publicación de Shakespeare. La invención de lo humano (Anagrama, 2002; traducción de Tomás Segovia); por ejemplo, La Vanguardia, Libros, 18/I/2002 (entrevista y reseña de Mauricio Bach) y El País, Babelia, 4/V/2002 (entrevista de Fernando Castanedo y reseña de Nora Catelli).

Bloom -fotoCon ocasión de la entrega del premio, llegará a los lectores en estos días El futuro de la imaginación (publicado por Editorial Anagrama en castellano y por Empúries en catalán), una recopilación de deliciosos artículos del crítico, escritos a lo largo de las dos últimas décadas, sobre muchos de sus escritores favoritos, aunque no todos puedan calificarse de «canónicos»: Kafka, Virginia Woolf, D.H. Lawrence, Iris Murdoch, Saul Bellow, Albert Camus, Borges, Octavio Paz, Saramago, son algunos –sólo algunos– de los elegidos entre los escritores del siglo XX. También hay grandes clásicos de otros siglos: Cervantes, Molière, y, naturalmente, Shakespeare (aunque visto aquí desde la perspectiva de Hamlet, no de Falstaff, que al parecer fue el punto de vista que predominó en Shakespeare. La invención de lo humano). El libro incluye también el discurso de aceptación del premio, en el que Bloom se explaya sobre su visión del futuro de la imaginación literaria a la vez que intenta una aproximación a algunos autores catalanes –Espriu y Rodoreda, entre otros– y detecta singulares conexiones entre Espriu, Llull y los cabalistas judíos de Girona.

© The Barcelona Review

Este texto no puede reproducirse ni archivarse sin permiso del autor y/o The Barcelona Review. Rogamos lean las condiciones de uso.

navegación:    

 mayo - junio 2002  número 30 

-Narrativa

Juan José Saer: La tardecita
Javier Tomeo: El asesino
Javier Tomeo: El sargento Gutiérrez
Estela González: Bajo el colchón
Paco Piquer: Silencios

-Ensayo

Juan José Saer y el relato de la memoria
por Agnieszka Bárbara Flisek

-Entrevista

Nick Hornby por Sara Martin

-Quiz The Barcelona Review cumple cinco años

-Reseñas

Tomeo, Faber, Grandes, Delerm

-Nota de actualidad

El boom Bloom por Daniel Najmías
XVIII Festival Internacional de Poesía de Barcelona
por Laura Manero

-Secciones
  fijas
Breves críticas (en inglés)
Ediciones anteriores
Envío de textos
Audio
Enlaces (Links)

www.BarcelonaReview.com  índice | inglés | catalan | francés | audio | e-m@il