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relato 'De vuelta en casa' | inglés original | biografía del autor |
nota biogràfica

CHRISTOPHER FOWLER, Bookcover

UN DEMONIO MUY PERSONAL

por Carlos Ruiz Zafon

Christopher Fowler es el bardo post-moderno del Londres contemporáneo. Oculto en su guarida del Soho, revolviendo palabras e ideas inclasificables, Fowler urde fábulas y moralejas con sabor a sátira, thriller, misterio y unas gotas de paranoia urbana. Para aplacar a los siniestros dioses del marketing, sus editores optan por etiquetar su obra como literatura de terror, aunque los horrores de Fowler rara vez provienen del más allá. Al contrario, brotan del corazón de los urbanitas contemporáneos criados en la bancarota moral y la comedia negra que es la vida en los 90.

Quizás Fowler sea demasiado ameno, agudo y sincero para el gusto de los puristas. El conjunto de su obra traza un mapa secreto del alma de la Madre Londres, la ciudad de sus pesadillas. Pocas veces el infierno ha tenido tan buen sabor. Su galería de especialidades a la carta va desde la aventura fantástica de su primera novela Roofworld, a los escarceos con lo sobrenatural de Rune, Darkest Day y Red Bride, y culmina con la consagración de un maestro de la narrativa y el divertimento literario con Spanky, la cabalgata faústica por excelencia a orillas del Támesis.

La obra de Fowler evoluciona constantemente, su estilo se depura, sus cuchillos se afilan por momentos. En su última novela, Disturbia, Fowler se atreve con la alegoría social y se la lleva de calle. Su último libro de relatos Personal Demons rezuma la madurez demoníaca de uno de los más expertos mercaderes de pesadillas con licencia para matar. La próxima vez que te aburras leyendo, refugiate en las páginas de un libro de Fowler. Tratamiento de shock garantizado.

Siempre al acecho, la Barcelona Review asaltó a Mr.Fowler en las oficinas de su compañía en el distrito del Soho en Londres donde el autor compagina una doble vida: por un lado, director creativo que orquesta la promoción de películas y por otro fabulista y escritor que explora nuestros miedos antes de que nosotros mismos sepamos que andan ahí . Nuestra sentencia fue clara: culpable de haber escrito demasiados buenos libros. Esta fue su confesión.

 

BR: ¿Cuándo empezaste a escribir? ¿Fue un escape o una necesidad para tí? ¿Eres un escritor nato o más bien de la escuela de "a ver qué sale de aquí..."?
CF: Empecé a escribir en cuanto pude sostener un bolígrafo con la mano. Casi todo eran imitaciones de medio pelo de cualquier autor que me hubiera causado una fuerte impresión. Todavía conservo aquellos cuadernos que fui rellenando. Escribir es lo único que siempre he querido hacer.

BR: ¿Te ves más cómo un escritor de terror o cómo un sátiro social que emplea la fórmula del thriller?
CF: Yo tan sólo quiero dar una respuesta a lo que veo y experimento a mi alrededor, pero los editores necesitan etiquetas. Por ello, el género de Terror es en el que mejor encajo. Personalmente, me considero más bien un autor a caballo entre la sátira social y la comedia negra.

BR: Los grandes escritores de terror siempre han sido moralistas. ¿Crees que la finalidad del género debe ser esa: impresionar, inquietar, invitar a la reflexión a una audiencia cada día más insensibilizada?
CF: Muchas veces el género de terror se parece demasiado a esas novelas de misterio de " una habitación cerrada". Está repleto de tópicos. Yo creo que el género de terror debería romper con estas convenciones tradicionales e invitar a la mente a descubrir áreas que de otro modo quedarían inexploradas sin dejar nunca de entretener al lector. Siempre he admirado a los escritores que apuran al límite, bajo mano. H.H. Monroe ('Saki') hacía exactamente eso. A menudo empleaba un tono formal y aparentemente convencional para expresar ideas nuevas y sorprendentes.

BR: ¿Cuáles son los autores que más te inspiran hoy en día? ¿Que obras despiertan tu interés?
CF: Influencias... bueno, una vez alguien me dijo "tu problema es que todos los autores que admiras o están muertos o no andan muy bien de salud". Eso no es del todo cierto. J.G. Ballard, una gran influencia para mi, un hombre muy por delante de su tiempo, sobre todo en sus ensayos culturales; Christopher Priest, un escritor muy poco valorado que cambia constantemente la dirección de su obra; una docena de nuevos escritores británicos, como James Hawes, Charlie Higson y Bruce Robinson. De este último, su última novela The Peculiar Memories of Thomas Penman me despertó una sana envidia.

BR: Habitualmente tocas el tema de la paranoia urbana, pero quizás un paranoico no es más que un individuo en posesión de la verdad....¿Cual es tu visión acerca de la paranoia?
CF: Trabajar en el centro de una ciudad de más de ocho millones de habitantes invita a un desarrollar un saludable sentido de la paranoia. Aunque en mi caso la paranoia de verdad empieza en cuando llego al campo: no puedo disfrutar de la paz bucólica y no consigo que mi mente se adapte al ambiente.

BR: ¿Puedes darnos un ejemplo de paranoia real hoy en día?
CF: Vale. Hace poco un grupo de estudiantes que atendían una clase sobre cómo asimilar el creciente sentimiento de inquietud urbana se quedó encerrado en el edificio durante toda la noche. Mientras estaban allí, les abrieron y desvalijaron los coches.

BR: ¿Cuál es tu mejor obra hasta el momento, aquella que mejor te define como escritor?
CF: Spanky, probablemente. Esa fue la primera vez en que dividí a los personajes en dos mitades: tímido/seguro; honesto/malicioso; feo/guapo, etc. Ahí empecé a comprender lo que significaba crear un personaje en contraposición a simplemente desarrollar tramas a partir de un concepto.

BR: Spanky marcó giro radical en tu obra. Ahora pareces estar evolucionando desde tus primeras revisitaciones del género a una nueva forma de fábula social con elementos fantásticos o de suspense. ¿Está el joven rebelde de tus primeros libros transformándose en un narrador más maduro y sin etiquetas?
CF: Nunca he estado del todo satisfecho con el encasillamiento en la narrativa de terror. La verdad es que no soy un gran aficionado a lo sobrenatural. Las cosas más inquietantes con las que me he topado siempre provenían de gente a la que conozco. Si esto significa perder las etiquetas, entonces supongo que si, las estoy perdiendo. Quizás también esté filtrando elementos fantásticos bajo mano...

BR: Los elementos sobrenaturales parecen estar desapareciendo de tu obra, reemplazados por un tono de melancolía rebelde contra el mundo que nos rodea. ¿Qué nuevos horrores podemos esperar de ti en el futuro?
CF: ¿Melancolía rebelde, eh? Sí, estoy perdiendo mi vena utópica, sin abandonar por completo la esperanza, pero sí suavizándola con una dósis de pesimismo adulto. Aun así todavía estoy interesado en las fantasías personales. Mi próximo libro Calabash, explorará este tema con más detalle. También estoy escribiendo nuevos relatos sobre nuestras vidas secretas frente a nuestra imagen pública. Y también estoy escribiendo un cuento de ciencia ficción titulado 'The Trafalgar Lockdown'.

BR: A nivel de ritmo y de estructura tu obra tiene un claro sabor cinematográfico. Sabemos que muchos de tus libros van camino de convertirse en películas. ¿Eres un director de incógnito a la espera de una oportunidad? ¿Estarías dispuesto a dirigir alguno de tus guiones si las condiciones fueran satisfactorias?
CF: He escrito guiones para varios de mis libros y algunos de ellos están en fase de desarrollo. Pero hay dos que ya tienen directores y actores asignados. Por mi trabajo paso mucho tiempo en platós de rodaje y sé que nunca tendría la disciplina necesaria para dirigir.

BR: El Londres post-yuppy y ese joven rebelde enfrentado a un mundo corrupto, avaricioso e hipócrita parecen ser los personajes básicos de tu mundo de ficción. ¿Es ese un reflejo de tu propia perspectiva en la vida? ¿Es tu obra una respuesta a una sensación global de deterioro moral?
CF: Sí, totalmente. Creo que la buena narrativa puede adoptar una perspectiva moral sin llegar a sermonear o ser pretenciosa. Es difícil no dejar que una cierta indignación se cuele en las páginas cuando escribes sobre personajes que sufren las injusticias de la sociedad urbana.

BR: Sin desvelar el final, Disturbia parece ser una analogía muy acertada sobre el nuevo gobierno laborista en Inglaterra. ¿Que piensas del nuevo primer ministro, Tony Blair?
CF: Un tipo listo, invadió el centro político que los Tories creían tener asegurado y lo hizo sin que se diesen ni cuenta. Mucho mejor Tony que Maggie, aunque la política en Gran Bretaña se basa en prostituir el sentido común. A los ingleses y, entre ellos, al Sr. Blair y sus amigos, les gusta creerse tremendamente sensatos (no demasiado, claro), pero sólo fomentan la creatividad cuando encaja con su teoría de "usar la cabeza."

BR: Has escrito varios relatos sobre los Estados Unidos, muchos de ellos con un evidente tono sarcástico. Puesto que la América contemporánea es un perfecto ejemplo del tipo de horrores cotidianos que describes en tus libros, ¿podemos esperar más bocados del estilo en el futuro?
CF: La verdad es que soy bastante maleducado con los americanos, aunque tengo muchos amigos en Estados Unidos. Me harta su imperialismo cultural, su monopolio de los medios de comunicación, su estrechez de miras. Y piensa que sólo el 7% de los americanos tienen pasaporte, aunque sus programas de televisión viajen a todo el mundo. Me sorprende que permitan que el show de Jerry Springer se vea en el extranjero, invitando al resto del mundo a pensar que buena parte del país es asqueroso y estúpido. Hay muchas cosas del espíritu americano dignas de admiración (aunque su cocina, esas cosas grandes y secas que te comes con los dedos, debe ser la peor del mundo, y The Green Mile de Stephen King es el peor libro que he leído nunca. )¡Mejor que me calle!

BR: Pareces reacio a dejar tu empleo diario. ¿Es simplemente por motivos económicos o ello te permite mantener un contacto con el mundo real? También tengo curiosidad por saber cómo puedes dedicar la mitad del día a tu compañía (The Creative Partnership) y la otra mitad a escribir. ¿Te resulta fácil conectar y desconectar o existe un conflicto?
CF: No creo que pudiese escribir novelas si no tuviese mi empleo de a diario. Me permite estar en contacto con un grupo de gente interesante y brillante que piensan rápida y creativamente y con los que puedo rebotar y compartir ideas. Si estuviese encerrado en casa todo el día me volvería loco.

BR: En el prefacio de Personal Demons mencionas que quizás no estás publicando los libros que querrías y que llevas dentro, sino aquellos que los señoritos del marketing creen que van a venderse bien. Esa es una noción terrible y muy triste para un escritor. En este atontamiento continuo que vivimos de la cultura de mesas, ¿dónde ves el futuro de la literatura en general y tu propio futuro como autor? ¿Se está convirtiendo el mundo editorial en algo similar a la industria de la televisión?
CF: Cada vez que pienso que eso es así llega un libro que me da esperanza para el futuro. Así que no, no creo que la literatura se esté atontando. Supongo que tal vez la gama donde escoger es ahora mucho más amplia. Y creo que siempre habrá editores, especialmente en Gran Bretaña, que quieran publicar material inovador y de calidad, aunque está por ver si van a estar dispuestos a ayudar y promocionar nuevos autores.

BR: Al final de tu novela Psychoville, describes un siniestro intento por conciliar lo que ha ocurrido en Invicta ( una urbanización) ¿Pretendías con ello reflejar la vida pública actual? ¿Crees que nos están vendiendo una fachada falsa de basura plastificada y gratificante que esconde una verdad putrefacta?
CF: Lo pensaba cuando acabe ese libro, ya que las grandes compañías toman muchas veces decisiones que son perjudiciales para el individuo, en muchos sentidos. Quiero creer que hay un equilibrio en algún lugar y por cada decisión estúpida tomada por las grandes corporaciones habrá una pequeña solución vital y creativa. Pero probablemente no es así.

BR: En tu relato "Home Again" [en este número de BR] el personaje principal comenta como intentó explicarles a "ellos" el significado de lo que había hecho, pero "ellos" no le prestaban atención. ¿Es así cómo te sientes en tu piel de escritor a veces? ¿Como si tus lectores se quedasen en la superficie de tu obra y no escuchasen lo que realmente estás intentado decirles?
CF: No sé si soy el más idóneo para contestar a esa pregunta. Creo que los lectores me son fieles porque pueden ver lo que hay más allá de esa capa superficial de mi obra y ven a lo que voy. A veces me siento cómo si estuvie se dirigiendo un club privado y mis lectores fuesen los socios que pillan el chiste.

BR: Antes de dejarte escapar, unas preguntas frívolas, si te parece... El mundo se acaba el mes que viene y sólo tienes tiempo para escribir un último libro o relato. ¿Además de Londres, cuál sería el tema?
CF: No lo escribiría. Estaría bailando por ahí.

BR: ¿Cinco cosas que salvarías del apocalipsis que se acerca?
CF: Un jersey, un bolígrafo, un amigo, un plano de Londres y un diccionario.

BR: ¿Cinco cosas que enviarías por correo urgente a dicho apocalipsis?
CF: El presidente de McDonals, la televisión, los teléfonos móviles, todas las revistas que te explican cómo vivir tu vida y 'Forrest Gump'.

BR: ¿Tu mayor cualidad como escritor? Chris Fowler
CF: La paciencia

BR: ¿Tu mayor defecto?
CF: La impaciencia.

BR:¿Londres es una harpía o una hechicera? ¿A dónde enviarías a un visitante para mostrarle tu visión personal de Londres?
CF: Las dos cosas a la vez. Le diría "empieza por el río y buscate la vida"

BR: ¿Qué libro te hubiese gustado escribir y por qué?
CF: Gormenghast de Mervyn Peake, porque es la perfecta plasmación de un mundo cerrado en sí mismo.

BR: ¿Buscas ideas en las noches locas del Soho o eres más bien del tipo hogareño?
CF: ¡Siempre en las locas y sórdidas madrugadas del Soho ! (pregunta a mis amigos o la gente de la cubierta de Soho Black!)

BR: ¿Qúe hay ahora mismo en tu mesita de noche, incluidos los cajones? Puedes ser explícito para la gratificación morbosa de nuestro público.
CF: No tengo mesita de noche. Si algo lo que necesito tan desesperadamente, está en la cama.

BR:¿Qué anda tramando tu mente retorcida en estos momentos?
CF: Calabash – mencionado antes – ambientada en una pequeña ciudad costera en la actualidad y en la Persia del siglo IX. Tendrá sentido, confía en mi.

BR:Cuentanos una bonita mentira.
CF: La vida mejora hacia el final.

...Realmente, bonita mentira...
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© 1998 The Barcelona Review      traducción: Aranzazu Sumalla
foto: Seamus A. Ryan
cubierta : Martin Butterworth

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Carlos Ruiz Zafon (Barcelona, 1964) obtuvo el Premio Edebe de Literatura en1993 con su primera novela El Príncipe de la Niebla (Editorial Edebe). Es también autor de El palacio de la Medianoche (Editorial Edebe) y Las Luces de Septiembre (Editorial Edebe). Su cuarta novela Marina aparecerá a principios de 1999. Su obra ha sido editada y traducida a cinco idiomas. En la actualidad reside en Los Angeles, donde sobrevive en la jungla de Hollywood y está trabajando en una primera novela en Inglés.

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